Una de las especies incluidas en la familia de las abietáceas es el cedro del Líbano. Se trata de una especie que posee hojas perennes y es bastante llamativo. Esta especie puede tardar varias generaciones antes de alcanzar su máximo esplendor (no es extraño que el tronco de este árbol supere los 30 metros de altura). La parte baja del tronco de esta especie es bastante gruesa e incluye ramas más bien caídas, en tanto que la copa tiene forma piramidal.
El cedro del Líbano se desarrolla de manera más favorable en entornos que están ubicados a más de 1000 metros de altitud. A pesar de que su denominación hace referencia al Líbano, la parte del mundo en la que se lo puede encontrar con más frecuencias son los países de América del Norte.
Este árbol florece solamente durante la primavera. En el proceso de recolección que se lleva a cabo a partir de esta planta, por lo demás, se suelen utilizar casi exclusivamente las hojas de este árbol (lo que más interesa de estas hojas es la esencia que se puede extraer de las mismas). Para extender su vida útil las hojas de cedro del Líbano deben ser desecadas a una temperatura moderada y almacenadas en frascos cerrados.
Si bien el cedro del Líbano tiene numerosas propiedades, actualmente se lo conoce más que nada por sus virtudes como antiséptico, anti-alérgico y bálsamo. Es excelente para hacer preparaciones de uso externo, tanto en forma de emplasto, como de bálsamo y cataplasma. Para hacer un emplasto de cedro del Líbano se deben tomar unos 5 gr de esta planta y machacarlas con un mortero. Colocarlas sobre un paño de algodón y aplicarlas sobre heridas externas como desinfectante (recordar que tiene efecto leve).